Seguimos reivindicando el día 8 de marzo como el día de las mujeres que, indudablemente, es sólo un símbolo para luchar por todo lo que queda por hacer. Visibilizar y educar han de ser dos herramientas para transformar muchas inercias, tendencias y creencias que justifican la discriminación aún existente en nuestra sociedad.
Hace unas semanas terminé de ver una serie en una de las plataformas televisivas sobre la primera abogada italiana: Lidia Pöet, ¿la conocíais? Yo no. Si no es por esta serie probablemente habría seguido en el anonimato absoluto para mí. Y esto me entristece. Alguien podría argumentar que tampoco es que conozca a todas las personas de todas las profesiones, cierto. Pero a eso respondería que conozco más o menos a todas las personas pioneras en casi todas las profesiones, y que estas personas son hombres. La cuestión que hay de fondo a todo esto no es sólo la lucha de mujeres como ella para conseguir ejercer una profesión, sino que después de un esfuerzo ímprobo para ello (le llevó toda una vida) no pasara a la historia como un ejemplo a seguir.
¿Cuántas mujeres más han sido protagonistas de este despropósito de la historia? ¿cuántas mujeres recogen los libros de texto en nuestras escuelas que son ejemplo de resiliencia y tesón?
Hace cinco años que viajé a Almería, concretamente a la zona del Cabo de Gata. Antes de partir un buen amigo me recomendó ir por el Cortijo del Fraile (Níjar), pues fue ahí donde nuestro querido Lorca se inspiró para escribir Bodas de Sangre. Al leer sobre los acontecimientos sucedidos en dicho lugar, me sorprendió encontrar a otra gran mujer, para mí invisible, que con anterioridad a Lorca escribió basándose en dichos acontecimientos y que, además, era nacida allí en Níjar. Estamos hablando de la gran Carmen de Burgos, mujer imprescindible en nuestra historia y en los avances del feminismo en España. Después investigué sobre su perfil, aprendí la importancia que tuvo su existencia y comencé a preguntar a mi alrededor quién la conocía. La respuesta fue la esperada: ninguna persona de mi entorno (o casi) la conocía.
Podríamos seguir poniendo ejemplos de la cantidad de historias de mujeres invisibilizadas existentes en nuestra educación. Por mencionar algún ejemplo, sugiero visitar la obra de Isabel Ruiz Ruiz y su colección de Mujeres, donde rescata a un buen número de ellas, haciendo un trabajo encomiable.
Teniendo en cuenta esta mirada, y esta certeza, visibilizar que las mujeres estuvimos desde el principio creando, trabajando y siendo igual que ellos, es un trabajo educativo pendiente. Estudiar la Generación del 27 sin mencionar a las Sin Sombrero es un acto de injusticia hacia todos y todas nosotras, porque nos estamos educando en la parcialidad y, por tanto, nuestra visión está sesgada.
Y esa visión sesgada nos lleva, necesariamente, a perpetuar los sesgos de género y la desigualdad. Es por eso que debemos trabajar para disminuir dichos sesgos, conseguir que nuestra educación sea más equitativa, corrija los errores de omisión generados de manera repetitiva e incorporar también las historias de las mujeres en todas las disciplinas. Por esa razón, en días como el de hoy 8 de marzo, debemos repetir que si no visibilizamos a las mujeres seguiremos sin ser relevantes. Sus historias quedarán en el olvido y generarán la idea equivocada de que nosotras no hicimos nada de importancia. Debemos, además, mostrar las historias de mujeres que realizaron investigaciones, descubrimientos e inventos notables y que se auto atribuyeron sus compañeros varones, relegando a éstas a un segundo plano.
En un contexto en el que todavía las mujeres elegimos minoritariamente carreras del ámbito científico tecnológico, debemos levantar la voz y destacar que muchas mujeres también realizaron grandes descubrimientos en este ámbito. Os propongo investigar un poquito, aunque para apoyar vuestra búsqueda y facilitarla os dejo algunos recursos:
* Las primeras psicólogas españolas
¿Sigues tú?