Se ha hecho muy famoso el lema "NO es NO", desde las multitudinarias manifestaciones en apoyo a víctimas de violencia de género, así como en las conmemorativas del Día de la Mujer o contra la Violencia de género. Sabemos a qué nos referimos con ese lema, lo entendemos, lo defendemos, lo publicamos pero, ¿sabemos ejercerlo? Saber decir NO es un poco más difícil de lo que parece según quién y según la educación que hayamos recibido.  

Ya hemos comentado en este blog cómo la socialización de género nos sitúa en diferentes marcos y escenarios que nos hacen comportarnos de forma distinta. El ejercicio de nuestra identidad de género, en la práctica, pasa muchas veces por adoptar determinadas asunciones sociales que no se han cuestionado, o se han cuestionado poco. Dentro de estas asunciones hay muchos dichos populares que, aunque no digamos, muchas veces se representan. Es el género la representación social de lo que entendemos por mujer y hombre, y esa representación nos lleva a comportarnos de determinada manera o a esperar que las personas se comporten de determinada manera. 

Así, muchas personas que ejercen la masculinidad hegemónica piensa que "una mujer cuando dice NO, en realidad quiere decir SÍ", o que si insisten en realidad es que es amor verdadero, o cortejo y galanteo. Entonces no aceptan un NO por respuesta. También piensan que si una mujer te ha dicho que SÍ al principio, ya no puede echarse atrás, porque dentro de la socialización del género masculino se ha aceptado que, cuando un hombre empieza, tiene que terminar aunque eso implique a otras personas, concretamente a sus compañeras femeninas.

Lo verdaderamente asombroso es que la otra parte no está mucho mejor situada porque, en el caso de la socialización femenina, una mujer no puede dar marcha atrás porque significaría muchas cosas y obtendría muchos calificativos (no muy elegantes, la verdad). También la parte femenina ha aprendido que ha nacido para gustar, para complacer, para agradar... y en ocasiones decir NO es justamente lo contrario. Por lo tanto, se da la situación de que, aunque sepamos la teoría, llevarlo a la práctica es un poco más complejo. 

¿Y qué es lo que hace que aún sabiendo la teoría sigan repitiéndose casos en los que o no decimos que no, o decimos que no al principio y al final es que sí? La psicología nos explica cómo una cosa es pensar y otra es actuar y sentir. Yo puedo pensar de manera racional que no debo hacer algo, pero después hacerlo porque he sentido miedo o incomodidad al ver la reacción negativa en la otra persona ante mí. Esto explica que muchas veces no nos atrevamos a hacer o decir justo lo que sabemos que queremos hacer o no hacer. 

El comportamiento asertivo es el que teóricamente nos protege de estas situaciones. Ser asertivo o asertiva significa ejercer tu derecho a sentir, pensar, actuar y decir. Y nuevamente una cosa es saber qué es la asertividad y otra ejercerla. Porque la asertividad es, principalmente, un estilo de comunicación. Y si de comunicación se trata, ya sabemos que una parte importante es no verbal. Es decir, que yo puedo decir NO, pero con el cuerpo, la voz, y la mirada, estar diciendo que tengo dudas. Y puedo decir que respeto, pero con el cuerpo, la voz y la mirada, estar diciendo que en el fondo sé que cambiarás tu punto de vista. 


Ser asertivo o asertiva es uno de los comportamientos que más he trabajado en mi consulta a lo largo de los años. Nuestra educación, o la "buena educación" como se denomina a veces a la falta de asertividad, nos lleva a mostrarnos de un modo más pasivo del que sería deseable o más agresivo. Cuando detectamos que algo no es como nos parece que debería ser, muchas veces no sabemos expresarlo sin enfadarnos o intentar convencer. Y otras veces no sabemos defenderlo y damos más crédito al resto de personas. Estos dos tipos de comportamiento nos llevan al círculo neurótico, o a un círculo vicioso que nos atrapa y nos hace sentir mal. Estos dos tipos de comportamiento atentan directamente contra nuestra autoestima. 

¿Cuáles son los comportamientos que nos llevan a dicho círculo neurótico?

  • Mostrarnos conciliadores por temor al enfado de las demás personas. 
  • Permitir que otras personas se impliquen en situaciones que no son de agrado. 
  • No expresar nuestros derechos asertivos. 
  • Creer que los derechos de las demás personas son más importantes que los míos propios. 
  • Sentir timidez ante las personas que consideramos superiores o más poderosas. 
  • Ofendernos con demasiada facilidad por las críticas o las opiniones de otras personas. 
  • Sentirnos tristes a menudo sin tener una explicación racional u objetiva. 
  • Limitar experiencias por miedo a las consecuencias o no utilizar todo nuestro potencial. 

Pero además, la asertividad también tiene un sesgo de género. Aunque sea un comportamiento que hemos de aprender todas las personas, en las mujeres se da el componente educativo mencionado anteriormente, este es, hemos nacido y nos criamos para agradar, cuidar, sacrificarnos y gustar. El hecho de que crezcamos bajo ese prisma hace que no cueste demasiado prescindir de nuestros derechos en pro de los demás, máximo cuando esas personas son nuestra pareja, amigos, familia... 

"La mujer decente, sufre más que se divierte" ; "La mujer casta, obedeciendo manda"; "La mujer experimentada, es temida y mal mirada"; "La mujer que no dice que sí, no vale un maravedí".

"Con el hombre callado, ¡mucho cuidado!"; "A hombre hablador e indiscreto, no confieses tu secreto"; "A hombre afligido, no le des más ruido"; "Los hombres tienen mesura; las mujeres, no ninguna".

Refranero popular

Ya sé que el Refranero está pasado y bebe de tradiciones de hace muchos años pero, ¿es realmente así? Aunque en cierto modo estas frases nos hacen enfadarnos o reírnos de ridículas que son, encierran un montón de años de tradiciones con las que hemos ido socializando y configurando un modelo social que se sostiene aún en ellas. Por eso, hablar de asertividad ha de tener también un sesgo de género: porque las mujeres buenas han de ser dulces, calladas y sufridoras, mientras que los hombres buenos son seguros, poco habladores, fuertes y mucho más valiosos. 

En los cuentos clásicos, a las criaturas les contamos que las princesas son seres frágiles, callados, que sufren y esperan. Un concepto muy diferente de si hablamos de las brujas que siempre enredan para que el cuento no vaya bien. Y si lo comparamos con los príncipes, éstos son valientes, decididos, fuertes y roban besos para deshacer los hechizos de las malas mujeres. Así contado parece que el cuento ya no tiene tanta gracia, ¿verdad? 

Y no son solo los cuentos, son también las películas, los anuncios, las series televisivas... es también en los hogares, donde cuando nace una niña todas las personas de alrededor proyectan una imagen donde ésta ha de ser dulce, suave, buena. Justo al contrario que si es un niño. 

Atrévete a decir NO 

Hace ya muchos años que proliferaron diversas publicaciones dirigidas a ayudar a las personas a decir NO sin sentirse culpables. Libros como: "Cuando digo NO me siento culpable" de Manuel J. Smith, o "No diga SÍ cuando quiera decir NO" de Herbert Fensterheim y Jean Baer, comenzaron a abordar el tema de la dificultad a la hora de plantar cara, o sencillamente ser capaces de decir NO si es lo que queremos decir. Y sentó las bases de lo que conocemos como Asertividad. 

Pero ser asertivo conlleva algo más que decir SÍ o NO, conlleva expresar sentimientos de manera específica y concreta, acentuando el uso de la primera persona, defendiendo nuestro criterio sin faltar al criterio de los demás. Es además simple, sin explicaciones gratuitas, sincero y sin pérdida de control. En definitiva, ser asertivo o asertiva forma parte de nuestra educación emocional. Una educación emocional que generalmente no se ha llevado a cabo directamente, pero sí indirectamente a través de nuestros modelos sociales genéricos que asumen determinados roles en función de tu sexo. 

El primer paso para aprender la conducta asertiva es profundizar y reflexionar sobre nuestros derechos asertivos. Por lo que terminaré este post dejando una de las listas que más me gustan sobre derechos asertivos. Se trata de la lista de derechos asertivos del psicólogo Alberto Soler, pero hay muchas más, os invito a que hagáis un recorrido por las diferentes listas que podéis encontrar en internet y compararlas entre sí. 

https://www.albertosoler.es/wp-content/uploads/2014/04/Los-derechos-asertivos.pdf