¿Brillar o desistir? Esa es la cuestión. A las mujeres, acostumbradas a estar en el mundo para cuidar, para gustar, para ser vistas, nos cuesta luchar por avanzar sin límites y sin condiciones. Las piedras en el camino son tantas que muchas veces, sencillamente, desistimos de nuestro deseo de llegar al máximo profesionalmente y nos quedamos en ser el máximo en todo lo demás. El síndrome de Superwoman nos invade y nos convierte en una trampa para nosotras mismas.

Las mujeres de todo el mundo hemos nacido y después hemos sido educadas, como si siempre nos estuvieran juzgando y mirando. Como si tuviésemos que lucir de determinada manera para gustar, comportarnos de otra para pertenecer al modelo establecido, ¿por quién? Y es que mujer y belleza son una asociación eterna que nos coloca en la situación de tener que estar y ser para los ojos de los demás. 

Se ha hecho muy famoso el lema "NO es NO", desde las multitudinarias manifestaciones en apoyo a víctimas de violencia de género, así como en las conmemorativas del Día de la Mujer o contra la Violencia de género. Sabemos a qué nos referimos con ese lema, lo entendemos, lo defendemos, lo publicamos pero, ¿sabemos ejercerlo? Saber decir NO es un poco más difícil de lo que parece según quién y según la educación que hayamos recibido.  

Introducir la perspectiva de género en el desarrollo emocional es imprescindible para poder sentar las bases del bienestar personal y el proceso de superación. Entender cuál es el lugar que ocupamos, cuáles son nuestras realidades para, a partir de ahí, plantearnos nuestro crecimiento emocional.